Me levanté del banco en el que estaba sin saber del cierto que estaba haciendo, el chico retrocedió asustado al ver algo en mi que no le gustó. Balbuceó algo entre dientes antes de empezar a correr y caer al suelo pocos pasos más adelante.
-¡¡No Jezabel, contrólate!!- oí gritar a Lilith a mis espaldas completamente alarmada, pero ya era demasiado tarde.
Las ropas de mi espalda se rajaron y dejaron paso a las enormes alas negras. Mis ojos de tornaron lilas y mi pelo negro y yo desaparecí y dejé paso a Adramelech.
-Demasiado tarde querida.- pronuncié.- Que bien se está aquí a fuera, hacía días que no me tocaba el aire. Este chico es más fuerte de lo que me pensaba controlando su odio, pero esta vez he ganado yo. Ja, ja, ja.- alcé las manos glorioso y respiré el aire de nuevo.
Avancé un paso hacía el chico que en el suelo me miraba horrorizado y a la gente que a su alrededor me miraban con el mismo temor. Sonreí al ver sus ojos abiertos y su respiración acelerada, disfrutaba.
-Déjalos Adramelech, si quieres pelear, hazlo conmigo.- me giré y vi que Lilith dejaba la compra en el suelo y se quitaba la chaqueta haciendo salir de su espalda sus grandes alas blancas.
-Tu, tu...- reí de nuevo.- Una híbrida contra la luz y la oscuridad fusionadas. ¿Tú quieres luchas conmigo?
No vaciló, se me quedó mirando seria y dispuesta a atacar en cualquier momento, así que yo hice lo mismo que ella. La gente empezó a correr a donde pudieran huyendo de nosotros. Yo sonreía pero ella me miraba con serenidad y, aun que lo escondiera, pude notar su miedo.
-En garde.- alcé la mano hasta la altura de mis ojos y esperé, con la palma de esta hacia abajo y los dedos caídos.
Cómo esperaba Lilith alzó el vuelo y subió lo más alto que pudo para no dañar su pueblo y la seguí.
-No mataremos a humanos.- dijo.
-Como ordene señora.- me burlé.
Se abalanzó contra mí extendiendo una mano brillante. Me la esquivé sin esfuerzo y a la vez la toqué con las puntas de los dedos e hice que su cuerpo se doblara de dolor unos segundos.
-Hui, ¿estás bien?- reí y me preparé para el nuevo golpe.
Volvió hacia mí y esta vez me engañó. Se acercó hasta casi tocarme y luego ágil y rápida se apartó y me lanzó su energía. No me dolió, pero me molestó. Esta vez fui yo quien como si fuese el viento me acerqué a ella y la golpeé en el estomago con el puño. Soltó un grito y cayó al suelo con un fuerte golpe. Observé como toda la gente miraba por la ventana de las casas asustada y al verme se escondían de nuevo. Lilith alzó de nuevo el vuelo.
Fuimos recibiendo los dos durante largos minutos. Yo me divertí, son ningún rasguño, pero ella sangraba por la boca y tenía los puños rojos. Sus alas estaban despeinadas y con fuerzas se mantenía volando.
-¿Estas cansada?- no me respondió, solo retrocedió un poco y se preparó para atacar de nuevo.
Me golpeó más fuerte que antes pero yo contraataqué extendiendo los dedos hacía ella, que salió unos metros hacia atrás golpeada. Pero esta pelea me empezaba a aburrir, esa muchacha no era rival para mí y así no podía n entrenarme. Así que terminé con ello.
-Mira chica, ¿tus últimas palabras?- me alcé un poco más y abrí los brazos.
Las nubes parecieron juntarse sobre mi cabeza al tiempo que el viento soplaba con una fuerza sorprendente levantando del suelo plantas y pequeños arboles. Lilith permanecía quieta entre los golpes del viento y me observaba sin saber qué hacer. A mí alrededor se fue formando un pequeño remolino de nubes oscuras, mi cabello volaba despeinado y mis ojos brillaban con luz propia.
-Ya veo, - me hice oír entre el viento.- le diré de tu parte a Jezabel que se cuide.
Con fuerza junté los brazos delante de mi pecho y abrí las manos hacía Lilith. Al instante el viento chocó con su cuerpo con violencia rasgando su resina y haciendo enrojecer el cielo con su sangre. Su cuerpo salió disparado con fuerza hacía los arboles y desapareció.
Pero no desapareció entre los árboles, su cuerpo pareció desintegrar-se al cruzar el pueblo. No entendí que era lo que había pasado, así que me dirigí al lugar donde su cuerpo había desaparecido.
Cuando crucé la línea del pueblo me quedé de piedra. Los árboles eran gigantescos, llegaban hasta lo más alto del cielo, la tierra era grande como rocas, las hierbas eran gruesas como mi brazo.
¿Qué era ese lugar?
Un ruido me alertó y miré hacia arriba. Un enorme pájaro voló entre las hojas de aquellos árboles alertándome. Aquella criatura era más grande que yo. De repente un lazo luminoso me cogió de la cintura y me arrastró al suelo. Me golpeé la cabeza y quedé inconsciente, aún con horror en los ojos.
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