La Corriente golpeó mi curerpo de nuevo, que, como si de una muñeca se tratara, me cogió entre sus manos y me movió a su voluntad. mis plumas se tornaron junto a mi, convistiendose en negras y luego me las arrancó. un ahogado grito salió de mi garganta y se perdió en las olas. no me quedaban fuerzas, había perdido mi lucha y ese era mi castigo.
El agua se volvió carmí cuando las zarpas de Corriente me llevaron a chocar y romper mis cadenas, para mis manos quedar libres y poder nadar, para poder ella disfrutar más.
Recogió y bebió el agua roja de mi sangre, rió al verme incapaz de dar un solo brazo fuera el mar. Pude ver antes de negro, algo que des de lejos bajaba al océano, no tube entonces tiempo de pensar, mi visión de volvió oscuridad.

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